JOAQUÍN CASTEL: GRAN EMPRENDEDOR Y VISIONARIO DE CÁCERES

JOAQUÍN CASTEL: GRAN EMPRENDEDOR Y VISIONARIO DE CÁCERES

El desarrollo socioeconómico de Cáceres siempre ha estado ligado a la riqueza natural del espacio que acoge a nuestra ciudad. Gracias a muchas personas emprendedoras y comprometidas con Cáceres, este desarrollo ha sido posible. Una de ellas fue Joaquín Castel (1853-1913) y hoy queremos rendirle homenaje.

Nació en Chía (Huesca) en 1853 y estudió farmacia en Barcelona; en 1875 y con 22 años, aterriza en Cáceres por mediación de su tío José Gabás (administrador de los bienes de la familia Ovando) para desarrollar su carácter emprendedor, científico, progresista y adelantado a su tiempo.

En torno a 1887 abrió en la Casa del Sol la primera fábrica de gaseosas y sifones (La Extremeña),además de su famosa farmacia y droguería en la Plaza Mayor que fue heredada gracias a su matrimonio con María Carrasco Guerra, ya que sus suegros eran los propietarios de la botica que ya existía en el siglo XVIII. No tuvieron hijos, por lo que sus sobrinos continuaron con la tradición farmacéutica hasta que, en 1959 murió el último boticario Castel, aunque todavía perdura y continúa llevando su nombre.

Fue un gran emprendedor que participó en la fundación de la Caja de Ahorros, en la puesta en marcha de la Cámara de Comercio y la fundación de la Revista de Extremadura.

Siendo concejal en el Ayuntamiento (1895-1898), impulsó un programa de salud pública y de abastecimiento de servicios básicos, demostrando su pensamiento progresista y regeneracionista en el que veía la necesidad de avanzar en la consecución del bienestar de una sociedad muy atrasada.

Así pues, deseaba que Cáceres fuera una ciudad moderna, abierta y sostenible. Realizó escritos en los indicaba que era posible transportar agua de Aldea Moret o en los que estudiaba la posibilidad de crear una presa en Puente Vadillo para embalsar el agua de la Ribera del Marco en la que se instalaría una turbina para generar luz barata (ya que la ribera es una fuente inagotable de agua constante).

Cuando finalizó su etapa como concejal, continuó proporcionando grandes ideas visionarias para el desarrollo de la región como, por ejemplo, crear una presa en Alcántara que, con los años, se llegó a hacer.

La fábrica de Hielo La Providencia y El pozo de las nieves

Durante el siglo XIX, Cáceres contaba con hielo gracias al Pozo de las Nieves situado en una casa del Paseo Alto en el cual se almacenaba hielo traído de Hervás o Piornal durante los meses de invierno; también recogía la posible nieve que pudiera caer en Cáceres. Los cacereños y cacereñas se acercaban a recoger hielo en burros (prensaban la nieve en cántaros protegidos de helechos para evitar que se deshiciera) y lo usaban para mantener los alimentos.

Castel se dio cuenta de que este pozo no era el futuro y por ello, fundó a finales del siglo XIX La Providencia: una fábrica de hielo, gaseosas y aceite instalada en Aguas Vivas y que se mantuvo en Cáceres hasta los años 80.

Estuvo en sus manos hasta que el 31 de diciembre de 1928 la vendió a Marios Castellano, Tomás de Castro, Julio Castellano de la Pedraja y Manuel Lucas Ribero, quien la mantuvo hasta que cerró por la construcción del Parque del Príncipe y porque era necesario eliminar los depósitos de agua de la fábrica que venían del manantial de Hinche y La Madrila. El empresario Ángel Casado adquirió el edificio para rehabilitarlo como la Residencia de Mayores Ciudad Jardín.

En definitiva, Joaquín Castel fue un gran emprendedor y visionario que promovió que Cáceres fuera una ciudad moderna y sostenible.

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